domingo, 7 de noviembre de 2010

La liturgia.

Quizá sea por una ignorancia heredada o porque no se le da la importancia debida, hay un aspecto muy importante en el mundo cofrade que queda relegado a un segundo término o no se le da el carácter que merece cuando hacemos estación de penitencia o procesión. Hablo en esta primera editorial de lo que supone, y de la importancia que merece, la liturgia.

Muchos son los fines encomendados a cofradías y hermandades y es el culto público el que mas relevancia tiene tanto en Semana Santa para las penitenciales como en distintas fechas para las de gloria y sacramentales.

Cabe recordar que un paso de palio o de misterio no es otra cosa que un altar y que como tal debemos cumplir con las prerrogativas y directrices marcadas, en definitiva con la liturgia, que marca la iglesia para ello. A nadie escapa que en función de la zona geográfica donde se celebran, estos actos públicos, están impregnados necesariamente de la cultura propia del lugar pero nunca un hecho cultural debe estar por encima del carácter cultual que tienen.

Todos conocemos el lugar que ocupa la Cruz de guía en un cortejo y sería impensable otro lugar que no fuera el establecido pero no todo el mundo conoce tanto el significado como del número de acólitos que han de procesionar, así como el color de unas velas o de cirios, el orden de pendones y estandartes, quien tiene y quien no debe ir junto al Hermano Mayor, etc. Por otro lado, no pretendo que todo cofrade lo sepa, aunque deberíamos (ahí me incluyo) pero no es menos cierto que una junta de gobierno debe de ser consciente de lo estricto y necesario que supone llevar la liturgia a su máxima consecución.

Dar mayor importancia a unas cuestiones y menos o ninguna a otras convierte una estación de penitencia (por ejemplo) en una mera representación teatral mientras que si somos verdaderamente conscientes de lo que significa una procesión no cabe mas cuestión que cumplir con la liturgia en toda su dimensión.

Tenemos tanto el derecho, como la obligación, de cumplir y hacer cumplir las ceremonias que conlleva nuestra religión, en resumen y una vez mas, la liturgia, y aquí no cabe aquello de: Es que en Motril……!

1 comentario:

  1. Propongo al programa una pequeña sección de determinada y contenida duración donde se desglose poco a poco el orden de un cortejo, incluyendo las particularidades entre hermandades con un solo paso o dos, más severas o más de barrio... A buen seguro que junto al carácter informativo de "a golpe de llamador" se podría al menos pretender su intención de formar. Animo a ello.

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